El siglo XVIII marca una importante evolución en la arquitectura naval. Para conseguir más velocidad era necesario aumentar la superficie del paño que podían largar los barcos y esto trajo como consecuencia inmediata el alargamiento de los palos, que, al no poderse hacer enterizos, se construyeron de dos y tres piezas. Al mismo tiempo y al afirmar los estays del trinquete en el bauprés, se reforzó éste, con lo cual se convirtió en pieza maestra de la arboladura. Los barcos más característicos de esta época fueron el navío y la fragata, que arbolaban tres palos y cuya diferencia estribaba en el desplazamiento y en el número de cañones que montaban. El aparejo de estos buques era similar a los que llevaban los galeones, es decir, de velas cuadras y de cuchillo. También en esta etapa aparecieron el bergantín, la goleta y la corbeta, como asimismo otros buques con aparejos formados por combinaciones de los correspondientes a los anteriores. La primera mitad del siglo XIX marcó el máximo apogeo de los barcos de vela. En estos años se dejaron ver los airosos clippers, veloces veleros desarrollados en los EE. UU. Su desplazamiento era de alrededor de las 2.000 t. y a sus líneas afiladas unían una gran superficie bélica sustentada por cuatro o cinco palos, lo cual les proporcionaba una considerable velocidad que, en algunas ocasiones y con vientos favorables, sobrepasaba los 17 nudos.
Con la utilización del vapor para la propulsión se inició la decadencia de los veleros, pues los vapores mantenían más constante la velocidad. A primeros de agosto de 1787, Fitch probaba con relativo éxito su primer buque. En 1807 Fulton (v.) construía el Clermont, provisto de ruedas de paletas y cuyas pruebas fueron altamente satisfactorias. Por fin, en 1838, el Sirius y el Great Western atravesaban el Atlántico. La aplicación de la hélice y el empleo del hierro y el acero como materiales básicos para la construcción naval hicieron que el vapor se impusiera y relegara definitivamente la propulsión a vela, quedando únicamente algunos veleros como recuerdo de una época romántica.
Fuente: http://html.rincondelvago.com/veleros.html
SERGIO MURCIEGO VARA
No hay comentarios:
Publicar un comentario